Asturiano volcánico, competidor, salvaje, polémico, cabezota, áspero y leal

Esta semana, no he podido celebrar los diez años de F1 con Fernando Alonso aquí en el blog. No como me hubiera gustado. La falta de tiempo tiene la culpa. He picoteado un poco aquí y allá pero sin profundizar. Ni siquiera he visto la tele. Y esta mañana, visitando a mis queridos bloggers, ya he podido leer algo del especial que le ha dedicado el diario MARCA, gracias a silvo y a Tati. Y pensar que cada mañana, bien tempranito, paso por delante de un kiosco y podía habérmelo llevado recién salido del horno... y habérmelo guardado ya para toda la vida...

Le he echado un vistazo al homenaje breve y sencillo de MANUEL. Ayer lo hice al de Mónica. Al de silf1. Y al de Sonia, a quien todavía no he dejado mi comentario. Me he pasado por donde Virutas. En fin, que me he empapado todo lo que he podido. En Octeto, además, me he puesto melancólica, y he recordado cuando de nana veía algún trocillo de alguna carrera junto a mi padre, cuando nada se sabía de Fernando Alonso, y sólo algunos piraíllos veían F1 por la "segunda cadena". Por aquél entonces, y debido seguramente a la etapa evolutiva en la que me encontraba, aquello me parecían sólo coches que iban unos detrás de otros corriendo mucho. Y que los pilotos estaban locos. Y que me aburría.

Mi padre siguió asomándose a las carreras, y llegaron los domingos en los que, mientras comíamos, empezó a llamarnos la atención aquél asturiano melenudo y de azul que mordía a Schumacher, quien entonces era dueño y señor de las pistas. Y alemán. Ostras. Un español. Y no lleva el mejor coche. Y tiene los eggs de perderle el respeto a Ferrari y al Kaiser. ¡Y encima gana carreras! Y cada vez fueron más los domingos que en casa nadie faltaba a la cita. Y así, sin casi darme cuenta, quedé convertida en alonsista. Y las carreras ya nunca más fueron un Scalextric sin sentido.

Disfruté como una enana de sus títulos en 2005 y en 2006. En 2007 me ilusioné viéndole en un equipo de los grandes, aunque por entonces me enteraba muy poco de F1, mucho menos que ahora, y apenas sabía de la historia de McLaren, incluso ni idea tenía de que sus colores fueron un día los de Senna. Y fue un año feo. Gris. Triste. Indignante. Injusto. Lamentable. Dolía ver a aquellos mecánicos quedarse impasibles ante sus victorias. Dolió lo que vino después. Aún duele. Pero cómo disfruté viéndole comerse aquella manzana en Hungría. Y en 2008 y 2009, creí tanto en él, que hasta le veía proclamándose Campeón del Mundo en aquellos Renault venidos a menos que tanta nostalgia me hicieron sentir de los buenos tiempos.

En 2010, el sueño hecho realidad. Por fin en Ferrari. Casi Campeón del Mundo. Fernando otra vez peleando por los puntos gordos, por las poles, por los podios. Haciéndonos felices aún con más fuerza. Admitiendo que para mí es el mejor pero que también comete errores. Fue duro digerir lo de Mónaco. Lo de Alemania, viendo a periodistas ingleses lanzándole su rabia e impotencia sólo porque el Nano ha vuelto y hay que temerle. Fue muy duro leer a periodistas españoles preguntándose qué le pasaba a Fernando y por qué cometía tantos errores. Dándole caña porque estaba en Ferrari y no arrasaba. Esperando verle caer para atreverse entonces a hincarle el diente. Como se lo intentan hincar ahora a Schumacher, digo ahora, porque antes, mientras duraron sus años de gloria, no osaron. Lo siento, pero me parecen todos ellos unos simples cobardes.

En casa, siempre se ha estado con Fernando Alonso. Y siempre se estará. Hasta mi madre, que sólo ha seguido en su vida a Rafael, se parte de risa diciendo que es alonsista. Lo es. A ella también la ha encandilado. Le deseamos un 2011 lleno de éxitos, queremos verle proclamarse Campeón del Mundo, queremos disfrutar otra vez aquello del "TOOOOOMAAAA!!!!"... y llorar y reir y disfrutar de nuestro sentimiento, de las carreras, de los enfados, de las alegrías, yo además de vuestros comentarios, de vuestras entradas, de escribir para expresar... y de Fernando Alonso en estado puro durante por lo menos diez años más.

Foto: laopiniondezamora.es
Texto: cavallino
Título de la entrada: extracto artículo elmundo.es, sacado de Octeto