domingo, 18 de septiembre de 2011

Leyendo F1 Racing, número extra, 20 años de Schumi en F1, entrevista con Ross Brawn: "Hay cosas que Michael no debería haber hecho"

Durante los últimos 20 años, Michael Schumacher ha tenido un firme aliado. Un hombre que le guió por entre altibajos increíbles, como la consecución de sus siete títulos mundiales o verse despojado del subcampeonato de 1997 por lo de Jerez. Y ese no es todo el mérito que hay que reconocerle a Ross Brawn: también contribuyó a descubrir a Schumacher. "Con el debido respeto, ¡la historia de que Flavio Briatore descubrió a Michael es una chorrada! -dice Ross riendo- ¡Flavio no sabía distinguir a Michael de un individuo cualquiera!"

Olvidémonos también de Eddie Jordan: fue el afable Ross Brawn, que trabajaba en Jaguar, quien identificó por primera vez el talento de un precoz piloto alemán de Mercedes con el que tuvo que habérselas como rival en el mundial de resistencia de 1991. Poco después, Schumacher debutó en F1, y su relación se fue tejiendo cuando empezaron a trabajar juntos en Benetton. La combinación del sentido táctico de Brawn y la velocidad pura de Schumacher, constituyó una asociación formidable, y Michael ganó dos títulos consecutivos en 1994 y 1995. Más adelante, en Ferrari, lo conquistaron todo a su paso, barriendo con todos los trofeos en liza.

Ahora, más viejos y sabios -pero no menos competitivos-, vuelven a estar juntos en Mercedes, siguen luchando, buscando esa ventaja competitiva. Unos dias después del GP de Alemania, visitamos a Ross Brawn en su despacho de Brackley para rememorar las últimas dos décadas, explorar los talentos de Michael y reflexionar brevemente sobre algunos de los momentos más... polémicos de su carrera.

Pero, echando la vista atrás, ¿recuerda Ross la primera vez que oyó hablar de un joven piloto alemán llamado Michael Schumacher?

Ross entorna los ojos, mira a lo lejos, medita y sonríe...

"En 1991, con el Jaguar XJR-14, nos adelantamos técnicamente a todos los demás en el mundillo de la resistencia, y el coche era bastante más rápido que cualquiera de sus rivales -recuerda Ross-. Michael corría con Mercedes y, cuando le tocaba el turno, era el único de sus tres pilotos que podía igualar, o incluso batir, los tiempos que marcábamos. Lo que también era digno de admiración era que esa era una fórmula de consumo, y él gastaba menos gasolina que nadie. Era increíblemente mejor que los otros dos pilotos, así que Tom Walkinshaw y yo empezamos a dispensarle una atención especial".

"Cuando nos enteramos de que pensaba entrar en F1, Tom y yo comprendimos que teníamos que pillarlo. Éramos dos de las pocas personas que habían visto de primera mano el talento de Michael y, aunque al principio corrió en Jordan, ya estábamos centrados en intentar llevárnoslo a Benetton. Como dije, lo de que Flavio descubrió a Michael no es cierto. Fuimos Tom y yo los que vimos primero lo que Michael podía hacer".

En Benetton, el joven escuálido y entusiasta Schumacher, empezó a pegar fuego al mundillo, especialmente en 1994, al volante del Benetton B194. Fue la primera temporada del retorno de los repostajes, y los conocimientos atesorados por Ross y Michael en los sport-prototipos, les brindaron una ventaja estratégica sustancial, que, combinada con las increíbles forma física y entrega competitiva de Schumi, burlaron a Williams y Ferrari en aquella época.

"Con su inteligencia, Michael llevó la forma física del piloto de carreras a un nuevo nivel, y recurrió a especialistas para seguir un régimen. Veías que acababa una carrera y apenas había sudado, mientras que todos los demás pilotos se desplomaban -dice Ross sonriendo-. Por consiguiente, era tan competente al final de una carrera como al principio. Eso era de vital importancia a mediados de los años 90, con repostajes múltiples y neumáticos blandos, porque, por primera vez, tenías que hacer toda la carrera a fondo, a ritmo de calificación. En eso era un maestro. Subió el nivel. Eso también era aplicable a su trabajo con el equipo. Michael nunca fue un piloto que cuando fueran las cinco de la tarde de un sábado dijera: 'Gracias, chicos, nos vemos por la mañana'. Estaba ahí hasta haberle sacado todo el jugo al limón, quedándose hasta tarde todas las noches para estudiar los datos y entender cómo se desarrollaría el fin de semana".

"A menudo nos iba muy bien en la carrera porque Michael sabía exactamente lo que intentábamos conseguir. Era muy fácil trabajar con él, era muy profesional, muy preciso. No reaccionaba de forma demasiado impulsiva ni irracional ante las cosas, pero era muy exigente, y esperaba niveles de calidad muy altos. En mi opinión, Michael hizo subir el nivel de profesionalismo del piloto de carreras, y se convirtió en la referencia que luego esperé que cumplieran todos los pilotos con los que trabajaba. La verdad es que no muchos de ellos lo han conseguido".

Curiosamente, es esa falta de impulsividad la que llevó al acuerdo con Ferrari. Como ha reconocido el propio Michael, no se sentía atraído por el gancho de Ferrari. Era simplemente la mejor oferta en ese momento de su carrera. Aún así, Brawn se sorprendió al enterarse de la marcha de Michael.

"La verdad es que, cuando me dijo que se iba, me sentí defraudado, porque creía que se lo habíamos dado todo. Habíamos ganado títulos y habíamos crecido juntos. Tiene razón: no fue el atractivo del nombre Ferrari, sino el hecho de que estaban sumidos en el caos y él quería saber cuál iba a ser su próximo reto en la vida. Yo comprendía ese reto y ese tirón, porque también sucumbí a ellos. Volver a llevar el mayor nombre de la F1 a lo más alto del podio fue apasionante".

La primera victoria de Schumacher con Ferrari llegó bajo la lluvia en Montmeló en 1996 y, a pesar de que ese año también ganó en Monza, aunque los 'tifosi' respetaban a Michael, no le tomaron tanto cariño como a Villeneuve, Andretti o incluso Alesi. Había éxito, pero era fruto de un rigor teutón que no se detenía ante nada. Las cosas llegaron a un punto crítico en Jerez 97. Jacques Villeneuve se lanzó a por un hueco y Michael cerró la puerta para impedir que ganara el título... como había hecho con Damon Hill tres años antes. Pensándolo ahora, ¿cree Brawn que hubo veces en que Michael se pasó un poco?

"No tengo que pensarlo ahora, lo supe en su momento, ¡era evidente! A Michael le podía la competitividad. Los tíos que son excepcionales tienen una estructura diferente en alguna parte del cerebro que les da esta compulsión, una entrega que quienes no tenemos no podemos comprender. No es una excusa, porque ya me gustaría que las cosas que pasaron no hubieran pasado. Pero a veces algo se activa al revés y los pilotos hacen cosas que no deberían".

"En Jerez 97, Michael volvió al muro de 'boxes' poniendo el grito en el cielo: estaba convencido de que Villeneuve le había dejado fuera de carrera, y le miré... y pensé: 'Dejaré que se tranquilice y le daré tiempo para reflexionar', pero él quería que reclamáramos contra Villeneuve. Hubo alguna que otra vez en que las cosas no salieron bien".

Tres años de dominio de Ferrari, la eclosión de Fernando Alonso en Renault representó una verdadera amenaza, y la racha de títulos de Schumacher se truncó por fin en 2005, cuando Alonso se ciñó su primera corona. El año siguiente, Schumacher aparcó su Ferrari en La Rascasse para que Alonso no marcara la 'pole', y lo mandaron a la cola de la parrilla.

"Lo de Rascasse no tuvo ninguna lógica, porque teníamos un coche fantástico y podíamos haber ganado esa carrera con facilidad, tanto si salíamos desde la 'pole' como si no -razona Brawn-. El caso es que ese gatillo volvió a dispararse. A todos nos gustaría que no estuviese ahí, pero es el precio que hay que pagar por contar con alguien tan excepcional. Revisando la historia, creo que es muy poco frecuente que alguien que tenga ese nivel increíble de talento y entrega y obsesión con el éxito no tenga ese algo que salta de vez en cuando, y que les hace hacer cosas que luego lamentan".

"Pero, en su defensa, Michael lleva 20 años en el candelero y, si se totalizan esos sucesos, arrojan un porcentaje insignificante... pero, como lleva todo ese tiempo en primer plano, cantan mucho. Si tomamos la carrera de cualquier piloto, y las cosas que no deberían haber hecho en el calor del momento, cuando se dejaron llevar por sus instintos, apuesto a que la proporción de Michael no está tan mal comparada con la mayoría de ellos".

"Hay cosas que no debería haber hecho, y él reflexiona sobre el hecho de que no debería haberlas hecho, pero ese es uno de los componentes de un genio. No es una excusa, pero todos esos tíos realmente superdotados -Senna, Alonso- no soportan que los ganen, y por eso son tan geniales".

Después de retirarse al final de 2006, Michael no pudo superar el mono de las carreras, y siguió tomando su dosis corriendo en moto o sentándose en el muro de 'boxes' de Ferrari, para ayudar con la estrategia. Así que no fue lo que se dice una gran sorpresa que en 2010 decidiera volver al deporte, reuniéndose una vez más con Brawn en Mercedes. Sin embargo, el Schumacher que estábamos acostumbrados a ver, brincando en lo más alto del podio cada domingo, aún no ha aparecido. Así pues, aunque el coche no dé la talla del todo, ¿podría ser que la edad haya podido finalmente más que él?

"Todo el mundo madura -dice Brawn-. Tiene menos talento en bruto que antes, pero ahora tiene más experiencia. Sigue siendo tan competitivo como siempre, pero esa madurez implica más reflexión, menos mordiente en ciertas circunstancias... pero él no es menos competitivo. Simplemente se trata de que la edad traiga más aspectos positivos que negativos. Durante un tiempo se compensan, pero llegará un momento en que no sea así y la competitividad disminuya".

El 2012 será el último año del contrato de tres años de Schumi. Después, nos lo podemos imaginar desempeñando algún papel en F1, o incluso volviendo adonde empezó: la resistencia. "Michael sigue disfrutando de la F1, le encanta correr y le decepciona no estar más arriba -confiesa Ross-. Cuando lo deje, tendrá enormes oportunidades en Mercedes y en la F1. ¿Quién sabe lo que depararán los próximos 20 años?".

Foto: guardian.co.uk
Texto: F1 Racing, nº 151, entrevista de James Roberts

4 comentarios:

  1. brawn y schumi grandes compañeros..una gran época, ahora ya a schumi lo que le queda es divertirse.. ya lo que iba a hacer lo hizo, saludos!!

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  2. No m,e gusta que Ross venga ahotra quitando méritos a Flavio, que lo hubiera hecho antes, Schumi es un pilotazo de los que nacen cada décadas pero no todos son de cruzarse los cables, Fernando no aparcaría nunca su coche como ha hehco él, ahora estiá dando todo y le llueven las críticas, pues bien a mí me encanta el Schumi de ahora, un abrazo!

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  3. Pues habrá carreras en las que se divierta poco el pobre, para lo que ha sido el Kaiser, es humillante verle en los puestos más atrasados de la clasificación, pero quizás tengas razón, su momento pasó.

    ¡Saludos, silf1!

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  4. A Ross no le cae muy bien Flavio, en alguna ocasión ha declarado algunas cosas refiriéndose al italiano que, la verdad, dejaban bastante que desear. Siempre se ha dicho que él fue el descubridor de Schumi, como lo fue de Alonso, pero bueno, si ahora Brawn quiere echarse flores...

    Aquello de La Rascasse fue indignante, vergonzoso, fue de macarra, Schumacher quería ganar a toda costa, sin importarle los medios para conseguir el fin, y lo intentaba todo porque a menudo le salía bien porque era el consentido de la FIA en aquellos años. Al Kaiser no le importaba hacer trampas si le servían para ganar, y a Ross Brawn igual. Y cuando el Nano dijo que Ferrari hacía trampas, no dijo ninguna atrocidad, dijo una verdad como una catedral.

    A mí me gusta que Michael esté ahí, que hay mucho gilipichis diciendo muchas tonterias, y Schumi tiene mucha clase y es un rival que da emoción y nivel a las carreras. Sobran Petrovs y Maldonados, con todos mis respetos, y faltan pilotos de categoría. A ver si para 2012 tiene un Mercedes cañero que dé juego.

    ¡Un abrazote, silvo!

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