martes, 26 de julio de 2011

Me gusta este artículo. Aunque no sepa quién es Johann Pachelbel...

Hace mucho tiempo, años, que no veía tanta intensidad y ferocidad en una carrera de F1. Lo que vimos ayer en Nürburgring fue la carrera perfecta, desde el primer segundo hasta el último. Hamilton, Alonso y Webber batallaron sin remilgos, muy lejos de esas carreras táctico-técnicas, tan de moda, en las que tenemos que estar más pendientes de los Pirelli, el DRS, el KERS, los escapes sopladores y del qué dirán, que de la pericia de los pilotos.

Lewis Hamilton demostró que es el piloto más feroz que ha pisado un circuito de F1 desde Gilles Villeneuve. Es el demonio con casco. Y este Fernando Alonso, el de ayer, no le va a la zaga. Enzo Ferrari se volvería loco de alegría viéndole maltratar el 150º en los pianos y exprimiendo el V8 sin piedad. "Ningún hombre será el mejor si no tiene fuego en la sangre", decía 'Il Commendatore'.

Lo de Webber no sé explicarlo muy bien, pero también es increíble. Nunca he visto un piloto como el australiano capaz de conducir a ritmo de AC/DC y de pronto transformarse en Johann Pachelbel. Es el rey del suspense. Y no me olvido de Vettel, Massa, Rosberg y Schumacher, que también sudaron sangre. Ayer fue un gran día para la F1.

Foto: deia.com
Texto: Diario as, por Alejandro Elortegui

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